El género Araucaria toma su nombre de la región chilena de Arauco, donde se descubrió la primera especie, ya en el siglo XVI. Sin embargo, no fue hasta bien entrado el siglo XVIII cuando las araucarias, no tanto las de América como las de Oceanía, son traídas a Europa. Uno de los responsables de esta introducción fue Joseph Banks, uno de los botánicos que acompañaron al Master and Commander James Cook en sus exploraciones científicas por los mares del Sur.

El epíteto específico cunninghamii es en honor del botánico y explorador inglés Allan Cunningham, enviado por Banks a buscar plantas exóticas para el Real Jardín Botánico de Kew. Cunningham se encuentra enterrado hoy en el Real Jardín Botánico de Sydney, en Australia, lugar de donde esta especie de araucaria es nativa. Su madera fue muy apreciada, como la de otras araucarias, en la construcción naval por esos británicos que surcaron los mares explorando el planeta, lo cual ha hecho que se haya talado con excesiva profusión.