Dracaena draco (L.) L.
AgavaceaeEl drago es un árbol emblemático de la flora canaria desde la antigüedad más remota. Ya venerado por culturas prehispánicas de las islas como los guanches, su consejo de nobles solía reunirse bajo sus ramas para administrar justicia. Es no obstante una especie endémica de los archipiélagos de Azores, Madeira, Cabo Verde y las Canarias, conjunto de islas conocido como Macaronesia, que en griego significa Islas de la Felicidad o Islas Afortunadas, que es como conocían los clásicos a estas regiones situadas en los confines del mundo por ellos conocido.
Islas llenas de prodigios, desde antiguo los viajeros habían llegado hasta estas lejanas tierras buscando un dragón cuya sangre se decía tenía propiedades curativas. La sangre de dragón, sin embargo, no se extraía del fantástico animal, sino de este árbol que toma eso sí de él su nombre. La confusión se explica por el color de la savia del drago, que se vuelve roja en contacto con el aire y se asemeja así a la sangre. Un árbol “sangrante” era en cualquier caso un evento tan extraordinario que se pensó que se podía usar de manera medicinal para todo lo que tuviera que ver con la sangre, por ejemplo cerrar heridas, cuando no con la prolongación de la vida; así, en el Antiguo Egipto parece que fue usada esta savia para embalsamar y momificar. La propia longevidad que pueden alcanzar estos árboles, como el ejemplar de Icod de los Vinos de Tenerife, al que se le atribuyen incluso 1000 años de edad, puede justificar el hecho de que durante siglos la “sangre de dragón” haya sido vista como un elixir mágico de eterna juventud.