Citrus limon (L.) Osbeck
RutaceaeCuenta el mito que para realizar uno de sus Doce Trabajos, tuvo Hércules que desplazarse al extremo occidental del mundo conocido, al Jardín de las Hespérides, para robar unas prodigiosas manzanas de oro; dado su color, bien podrían identificarse estos frutos con el limón.
El limonero es un árbol frutal originario de Oriente, traído al ámbito mediterráneo por Alejandro Magno durante sus conquistas por Persia y la India en el siglo IV a.C. Su representación en las pinturas al fresco de algunas de las ricas casas de Pompeya, parece ser un indicio de que los antiguos romanos ya lo conocieron. Sin embargo, la implantación definitiva del limonero en Europa, como la de otros cítricos, se debe a los árabes, que extenderían su cultivo en huertas y jardines por todo al-Andalus. Las Cruzadas también ayudaron a que el limonero se trajera al ámbito cristiano medieval; su presencia es frecuente en lugares soleados de conventos, al asociarse la imagen del limonero a la de la Virgen María. Es un árbol que simboliza no obstante la fidelidad amorosa, por su propiedad de producir frutos a lo largo de todo el año.
A las propiedades ornamentales y aromáticas del limón, hay que añadirle su valor para la salud al ser una gran fuente natural de vitamina C, por lo que ha sido muy utilizado para prevenir y curar el escorbuto desde que el médico naval escocés James Lind lo usara en este sentido en siglo XVIII; se dice que para salvar la reticencia de los marineros a su consumo, se empezó a dar jugo de limón con ron, y es que la vitamina C cristaliza con el alcohol. Puede que los navegantes portugueses de la época de las grandes exploraciones, los siglos XV y XVI, ya supieran de esa ligazón cítricos-escorbuto. Quizá Pigafetta, el cronista del viaje de Magallanes, no solo se salvó de los efectos del escorbuto que diezmaron a la tripulación, sino que nunca enfermó -al menos no deja constancia de ello- porque pudo conocer los efectos beneficiosos de este cítrico.